The Analogues perform 'Maxwell's Silver Hammer'



The Analogues perform 'Maxwell's Silver Hammer'

 El artículo: «Maxwell’s Silver Hammer», el hijo tonto de los Beatles, es mucho más jugoso. Aquí solo “pagaré” algunos párrafos de lo publicado originalmente en Jot Down Cultural Magazine

El problema de «Maxwell’s…» era que ni siquiera había conseguido convertirse en un single de éxito… 


Lennon consideraba que era un ejemplo más de la típica «música para abuelas» a la que, según él, se entregó su compañero de firma editorial. (Como era el caso de «Ob-La-Di, Ob-La-Da»). 


«Maxwell’s…» necesitaba un poco de cariño y no lo encontró ni por parte de su compositor: «Cuando la grabé, sí me gustaba», contestó (Paul) al ataque de Lennon, viniendo a insinuar que después se le pasó. 


«El error más grave que cometimos»

«Maxwell’s Silver Hammer» quedó por tanto como uno de los motivos indirectos de la marcha de John Lennon y como un ejemplo del abismo musical que le separaba de Paul McCartney. Lo curioso es que Lennon, que tanto criticó el tiempo dedicado a su grabación, siempre negó a la vez haber estado presente en ninguna de las sesiones. Convaleciente aún del accidente de coche que tuvo junto a Yoko, Julian y Kyoko en Escocia, John afirmó en varias ocasiones que no colaboró en la canción y que George y Ringo tuvieron que «comerse» todo el trabajo.

Sin embargo, Geoff Emerick, técnico de sonido y ayudante de George Martin en los estudios de EMI en Abbey Road, no lo recuerda así en su libro Here, There and Everywhere. Según Emerick, el 9 de julio, día en que se grabó la canción, fue el primero en el que John y la convaleciente Yoko se presentaron en el estudio. También estuvieron el día 11, cuando hubo que doblar algunos coros. De hecho, Paul se acercó a John para proponerle unirse a ellos en las segundas voces, pero John se lo quitó de encima y, a la media hora o así, Yoko se levantó de su cama y los dos Lennon se fueron.

Cuando le tocó promocionar el álbum en una entrevista a la BBC, John se limitó a decir: «It’s a typical McCartney’s singalong» con todo el desprecio del mundo, haciendo hincapié de nuevo en las muchas tomas que habían tenido que hacer, probablemente confundiendo el tiempo en Abbey Road con los ensayos en Twickenham de principios de año. Muchos años después, en la famosa entrevista de la revista Playboy pocos días antes de su muerte, el 8 de diciembre de 1980, John Lennon diría de la canción: «La odio. Nos tuvo días y días grabándola. Estaba convencido de que sería un éxito, pero era imposible que eso fuera un éxito». George fue algo más discreto en sus quejas: «Cuando Paul se empeña en algo, se empeña de verdad. Era una canción muy cursi, realmente cursi». Ringo, en 2008, aún se acordaba de «Maxwell’s…»: «Es la peor canción que hicimos, un error. Recuerdo aquellas sesiones de grabación con espanto. Estuvimos semanas trabajando en ella».

¿Cuánto hay de cierto en esto y cuánto de leyenda? Si recurrimos a Mark Lewisohn y su libro The Complete Beatles Recording Sessions, la auténtica biblia de todo seguidor de la banda, «Maxwell’s Silver Hammer» efectivamente se grabó en un solo día, el 9 de julio de 1969, y hubo que hacer veintiuna tomas. No son pocas, pero tampoco son muchas ni suena a pesadilla. En la versión recientemente rescatada para el cincuenta aniversario de Abbey Road, George y Paul bromean alegremente sin sensación alguna de hastío. El 11 de julio, como ya explicaba Emerick, se hicieron algunos ajustes y se dio por terminada el 26 de agosto, poco antes de cerrar el disco por completo. 

Es complicado considerar «cursi» una canción sobre un asesino en serie que mata a estudiantes, profesores y jueces por igual. De hecho, muchas veces se ha criticado la «falta de gusto» de la letra de Paul y, en ese sentido, «Maxwell’s…» tampoco tuvo suerte: su publicación llegó menos de un mes después de que varios miembros de la secta de Charles Manson degollaran a Sharon Tate y a varios de sus invitados. Teniendo en cuenta que Manson utilizaba la música de los Beatles como explicación y justificación de todas sus barbaridades, digamos que el timing no fue el más indicado, aunque es difícil imaginar a Lennon preocupándose mucho por una incorrección así, más bien al contrario.


Por otro lado, aunque es cierto que el tono de music hall de la canción, con ese teclado sincopado y ese ritmo tan aparentemente básico, remite a determinadas canciones para niños (más que para abuelas) como la propia «Yellow Submarine», es curioso que nadie supiera apreciar la ironía de juntar esa música y esa letra. Desde luego, nunca fue un éxito, al contrario, pero bien pudo haberlo sido: es una canción pegadiza y con un estribillo que, efectivamente, se presta a lo que ahora llamaríamos «karaoke». Todos borrachos y enfatizando a coro ese «bang, bang» del estribillo.


Dentro de lo que es el grupo más clásico de todos los clásicos de la música pop-rock, «Maxwell’s Silver Hammer» ha pasado a la historia como el niño tonto del que nadie quiere hacerse cargo, pero no hay motivos objetivos más allá de su leyenda negra para pensar que es peor que muchas otras de las que grabaron en sus últimos años. 


Publicado originalmente en Jot Down Cultural Magazine


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